viernes, 12 de agosto de 2011

La Bella Durmiente


Hoy entré al consultorio y la vi muy tranquila, la luz del día nublado la hacía parecer melancólica. Hablamos de eso y del olor a cigarrillo que había en el ambiente. Entonces empezó a quejarse del funcionamiento de la institución, de las cuestiones políticas que tanto le interesan. 
Después de un rato de escucharla y aburrirme un poco la suerte vino en mi ayuda y con un trueno imperioso logró salvarnos de esa deriva por las tristes historias del funcionamiento interno del Ameghino. Entonces, de la mano de Jorge, un empleado que vive asomado a su ventanilla y que al parecer no tiene tiempo ni para comer, pasamos al tema de los sanguchitos, mi comida diaria. 
Hablamos también de mis mayores cualidades: la organización, el orden y la prolijidad. Descubrí que me gusta mucho que las cosas estén en el lugar que les corresponde, y que a veces este gusto pasa a ser una especie de fanatismo, lo que no me preocupa tanto porque, al fin y al cabo, es algo que me gusta.
También hubo un momento en que me contó cómo le robaron un celular en la zona donde trabajo. Le gusta hablar, contarme sus experiencias. Y yo la escucho, a veces siento que es como una mezcla de madreabuela… solo que por su profesión está obligada a escucharme también a mí y no hablar solo ella, como lo suele hacer mi mamá. Por eso pude contarle que van a abrir un nuevo local en Palermo… y que espero que las vueltas del destino hagan que entre todas las empleadas sea yo a la que elijan para trasladarse ahí.

Segunda sesión: